Planificación y organización: colaborar en la creación de planes de proyecto, definir cronogramas, asignar tareas y establecer plazos.
gestión de recursos: ayudar a monitorear la asignación de recursos (humanos, materiales y financieros) para optimizar el rendimiento del proyecto.
seguimiento y control: dar seguimiento al progreso de las tareas, identificar posibles riesgos y problemas, y proponer soluciones.
comunicación: mantener una comunicación fluida entre todas las partes interesadas, incluyendo el equipo de proyecto, los clientes y los proveedores. Preparar y presentar informes de estado de forma regular.
documentación: asegurar que toda la documentación del proyecto (actas de reuniones, informes de progreso, etc.) esté actualizada y organizada.
soporte administrativo: gestionar tareas administrativas como la programación de reuniones, la preparación de presentaciones y la coordinación de viajes.